sábado, 28 de abril de 2007

ANTIGUA II

Como digo, nos levantamos a las seis y nos largamos a desayunar a Las Palmas, un lugar que conocía Pablo, lindo, desayuno opíparo, como siempre, fruta, zumos, creps, de todo un poco y ya repuestos, los estómagos, empezamos a patear la ciudad.

En ello estábamos, cuando de pronto decidimos que era mejor recorrerla en carruaje de caballos y alquilamos dos, al tiempo que los conductores nos explicaban toda las maravillas de esa ciudad, sacamos bastantes fotos.

Cuando acabo el recorrido empezamos a visitar una iglesia y allí nos salió un guía espontáneo, que nos vió la cara de pardillos y como ingenuos caimos en su trampa, si bien es cierto que nos enseñó los monumentos con todo lujo de detalles, que para eso era un guía profesional, nos metió una buena clavada, después de conocer unos cuantos sitios fuimos a comer aun restaurante en donde quedamos con María que ya había regresado de Mexico a donde había ido a pasar la Semana Santa, un encanto de chica, simpática, muy agradable.

Después de comer visitamos la Casa del Jade y al lí compramos algunas piezas, luego ¡ por fin!, llevábamos dos días sin comprar, nos llevaron al mercado artesanal, en la otra punta de la ciudad y allí pues nos dedicamos a lo que mejor sabemos hacer, comprar, comprar y comprar.

Camisetas, máscaras, manteles, más camisetas.
Camisas, zapatillas, ajedrez, más camisetas
Pañuelos, más manteles, más máscaras, más camisetas

Y así hasta que ya nos tuvimos que ir porque era de noche y habíamos quedado con Gerardo que nos recogería en el hotel a las siete de la tarde, salimos del mercado sobre las siete y cuarto por lo dicho anteriormente y porque estaban cerrando que si no todavía estaríamos comprando.

Nos subimos todos en la furgo y nos marchamos todos a casa de María, allí conocimos a Idoia, una chica de San Sebastián, estuvimos un ratito y con la misma nos fuimos para Guate.

El regreso no fue muy largo porque era de noche, ya no era hora punta y tardamos como una hora ( 45 km), llegamos sobre las nueve o algo más fuimos a casa de Pablo a recoger las maletas que le habíamos dejado el primer día y allí mismo preparamos las que nos íbamos a llevar en la siguiente parte del viaje, en la que el no podía estar con nosotros porque tenía que trabajar.

Entre deshacer maletas, preparar las nuevas, llevarlas al hotel, al Casa Veranda, nuevamente, pues cuando quisimos ir a cenar ya estaba todo cerrado, así y todo salimos, que para eso habían venido a vernos, Pedro el chapín (estudió con Pablo el master en Santander) y Gustavo el venezolano, dos chicos muy majos.

Debajo de casa de Pablo había un bar abierto y nos fuimos a tomar unos cubatas y demás bebidas espiritosas, estuvimos allí lo que duran dos rondas, y ya que no podíamos comer pues por lo menos no morirnos de sed.

Después ya nos fuimos para el hotel, pues como simpre, teníamos que madrugar, era nuestro sino.

Pablo y los amiguetes creo que siguieron su ronda por otros lados.

Al día siguiente, empezábamos la gran aventura, por nuestra cuenta, ya no teníamos ni a Pablo ni a nuestro sonriente Gerardo, pero esa ...... es otra historia.

No hay comentarios: