viernes, 21 de septiembre de 2007

FORT BRAVO

Y por fin llegamos al SALVAJE OESTE, bienvenidos a Fort Bravo y a su emocionante aventura.

Talmente como sale en las pelis oye, pensabamos que de un momento a otro nos iba a salir por allí John Wayne, o el bueno el feo y el malo, porque allí...... la muerte tenía un precio, no mucho la verdad 14 euros la entrada pero casi casi nos morimos..... de risa.

Sabiendo quienes eramos los que ibamos, el resto es fácil de imaginar.

No faltaba nada, saloon, banco , cantina mexicana, tienda de fotos, la posta, las caballerizas, drugstore, caballos, vaqueros, sherif, maleantes, chicas descocadas, en fin el oeste.

Duelo en el salón entre unos ladrones y el sherif, allí muere hasta el apuntador, eso sí todo en perfecto español, bueno lo de perfecto es un decir, entre lo rápido que hablaban y encima en andaluz, no estaba tan claro, pero entendíamos los gags sin traducción simultanea, eszo es un lujazo porque estamos haartos de estar en España y parecer que estamos en el extranjero.

Después, del espectáculo fuimos a montar a caballo, mi yegua no era muy tranquila que digamos, se dedicaba a cocear a todo el que se acercaba a ella estaba un poco resabiada y encima me metió por unas zarzas, la muy......japuta, pero conseguí salir ilesa y después espectáculo en la calle, con tiroteo incluido entre los malos y los buenos, gracioso.

Comida, compras, me regaló Jose una pistola y Elias la cartuchera, ja ja el sueño de mi vida, toda mi infancia pidiendo a los reyes unas pistolas con cartucheras
y lo voy a conseguir a mis cuarenta y todos, regalado por unos plebeyos, eso sí los pistones los compré yo.

Dimos una vuelta por la población, nos sacamos fotos en carretas de colonos en casas, dimos una vuelta en carruaje y visitamos los caballos .

Después fotos con vestidos de época, el descojono, y espectáculo último en el que viendo como nos lo estábamos pasando nos pidieron, los actores, que nos quedáramos y en esa última sesión participó Ruben de enamorado del ayudante del sherif que era gay, nos partíamos el culo de risa.

Pero como todo se acaba, esto también y después de despedirnos de nuestros nuevos amigos que nos pidieron volver en otras ocasiones (lo haremos, que no lo duden), nos despedidmos de los espíritus de todos los habitantes de ese maravilloso oeste de nuestra infancia y adolescencia ( y madurez, ¡ que coño!) y con la misma para Mojacar a dormir para poder seguir con nuevas aventuras.

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