Dices que siempre has sido tímido; diferente
sí, por no decir bellas palabras; y no hay nada
más elocuente, amor, que el hablar de tu mirada.
No me digas, ¡ te quiero! Abrázame, y frente a frente,
oye a mi corazón sin palabras lo que siente;
no me digas ¡ te quiero! Unidos en la morada
lo dices con la luna y también en la alborada,
no digas, ¡ te quiero! No hace falta, simplemente
quiéreme; hazme dueña de tu risa, de tu llanto,
de tu sueño, y mitiga, mi bien, esta sed loca
con néctar de comprensión, ternura, y el encanto
de sentir cada día al enlazar nuestra boca
sin palabras tu latir; el silencio da calma...
No me digas, ¡ te quiero! Ämame con toda el alma
lunes, 28 de mayo de 2007
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