viernes, 11 de mayo de 2007

TIKAL- BIOSFERA MAYA

El día 11 de abril, madrugamos como siempre para ir a ver Tikal, desayunamos opiparamente y cuando estábamos en ello apareció en el hotel Carolina, una vecina de Pablo de Guatemala y su hija Corina, ellas son venezolanas y la hija había venido a pasar las vacaciones con su madre y teníamos concertaea la misma excursión, por dos días.

Cuando acabamos de desayunar, ya nos estaban esperando nuestro nuevos guías, Berta y Aquilino, que nos trasladaron hasta el sito arqueológico de Tikal.


Tikal ses encuentra localizado a más de 500 km de Guatemala capital,en el Area del Petén, es un extenso parque natural con ruinas arqueológicas, está situado en la frontera de México y Belice y se le conoce como la biosfera maya, por la gran cantidad de vegetación, su humedad, en realidad es un pulmón de oxígeno.

Cuando llegamos al parque Aquilino nos llevó durante cerca de cuatro horas por todo lo explorado, la ezplicación fué exhaustiva y completa, el lugar maravilloso con unas vistas magníficas desde alguno de los templos.

En mi vida había subido más escaleras, y eso que yo no subí a todas, en cambio David, Laura y Elías, subieron a todos los edificios, "peazo" escaleras, pindias, pero pindias, si subirlas ya era un reto, bajarlas era un peligro, sobre todo si padeces vertigo, como algunos del grupo, yo las bajé de espaldas y mirando la balaustrada porque si miro para abajo acabo rodando.

La caminata, de órdago, cuatro horas transpirando por toditos los poros de la piel, aqeullo tuvo que ser una cura para la piel, porque cuarenta y tres grados a la sombre con el cien por cien de humedad, para mí que no sudo, y me caían unos chorretones por la cara que para que contar, ya bebíamos agua caliente y lo que nos echaran.

A la medidía, después de visitar todo, comimos en un restaurante en el mismo parque y luego bajamos un poquito para hacer Canopy (descenso de tirolina), bajaron Laura, David, Jose, Elías, Victor y Corina, las demás nos quedamos de reporteras, yo luego me arrepentí, pero en fin otra vez será.

Cuando acabaron el descenso , regresamos al hotel a descansar porque la jornada había sido dura, y allí piscinita, cubatitas, (de ron zacapa), cena con vistas al lago, charla y a la piltra, que al día siguiente había que volver a madrugar.

El día 12, después de desayunar, nos volvió a buscar Berta, pero ese día no pudo venir Aquilino, que fué sustituído por Carlos, quien nos llevó a las cuevas de Actun-Can, nada impresionanate, por cierto después de las que tenemos en Cantabria, Altamira, El Soplao, Puente Viesgo, pero bueno unas cuevas, regresamos a Flores, comimos, casualmente en el mismo restaurante que el día anterior, (pero no igual) y nos llevaron en un recorrido por el lago Petén-Itza hasta el zoológido de Petencito, allí como en todo buen zoológico que se precie, había variedad de animales en cautividad, pero muy cautivos.

Pájaros, felinos, monos, cocodrilos, etc en unas condiciones no muy acogedoras, la isla esté en mitad del lago y el lugar es muy hermoso, pero algo triste por los animales enjaulados, de todos modos fue divertido, un guacamayo se prendó de Victor y de Elias y no dejaba de picarles los zapatos, y a Carmina quería comerle los pies, estuvo simpático.

Con la misma regresamos a Flores, recogimos los bártulos y nos dirigimos al aeropuerto de Santa Elena para regresar a Guate.
En este lugar nos despojaron de los aerosoles para los mosquitos, y un mechero que se nos había olvidado meter en las maletas, pero no se dieron cuenta ni de la colonia , ni la pasta de dientes, más aerosoles, que llevaba David, en la mochial que no registraron.

Llegamos al aeropuerto de Guate, y allí nos estaba esperando nuestro sonriente Gerardo y su hijo Cristina, que habían llevado, previsoramente, dos coches, supongo que conociendo nuestra aficción a las compras, pensaron , y bien, pensado que en la furgo no cabíamos todos, así que nos repartimos y fuimos hasta el hotel, Casa Veranda, nuevamente, allí dejamos el equipaje y fuimos a casa de Pablo a recoger el resto.

Lo dejmaos en el hotel, nos arreglamos un poquito, ( en realidad no necesitamos más, estamos divinos) y nos fuimos a comer tacos y comida guatemalteca, (un día más) y luego nos llevó Pablo a bailar y allí ¡Oh, sorpresa! bailé una salsa, por primera vez con mi hijo, tiene que mejorar, pero le queda un largo año, no dudo que lo logrará, el sitio muy guapo y los bailarines de lujo, en mi vida había visto bailar de aquella manera, nada más que en película. Yo no espero que Pablo llegue a ese nivel, pero con esos porfesorazos, se tiene que aprender por fuerza.

No trasnochamos muchos porque al día siguiente viajaríamos a Monterrico, en la costa del pacífico y ya el último día en esa bella tierra guatemalteca, pero eso....., eso......, será otro día.

No hay comentarios: