lunes, 14 de mayo de 2007

REGRESO

Catorce de abril, regreso a España, un poco movidito y anecdótico.

Nos levantamos a las cuatro y media de la madrugada, porque a las cinco de la mañana venía Cristian a buscarnos y a pesar de que nuestro sonriente Gerardo, nos había dicho que no nos preocupáramos que vendrían dos coches a recogernos pues en una furgoneta no entraríamos,, ese día apareció Cristian con una única furgoneta, total que tuvo que dar dos viajes, hasta el aeropuerto (menos mal que estaba cerca), pero entre pitos y flautas, llegamos a las cinco y media, saliamos a las siete.

Cardíacos perdidos, nos envolvieron las maletas en plásticos, mientras estábamos en la fila y por fin llegamos al mostrador de embarque y ¡oh cielos1 nos tocó la tonta de turno, lo juro, detrás de nosotros había como cincuenta personas más, dos mostradores, la tonta y la normal, delante de nosotros, dos señoras con una maleta cada una, nosotros seis con doce maletas, más/menos, Carmina y Laura en el otro mostrador ¡ vaya suertaza!.

Los tickets que no salían, la otra nerviosita perdida, el tiempo que iba pasando, toda la gente que estaba detrás de nosotros pasando por el otro mostrador, hasta que llegan las siete menos cinco y nos va dando los pasajes, las azafatas diciendonos que solo faltábamos nosotros y por fin nos da los pasajes con todos los enlaces menos el enlace de uno porque no había sido posible (el mío).

¡Que alguien me explique, que coño hizo esa tía para, en una hora, sacar seis pasajes y hacerlo mal!, yo que me pongo a decirle, pero bueno y ahora que hago yo y me dice que en México tengo que salir yo sola y vover a entrar como pasajero nuevo para poder sacar billete de vuelta a España, yo ya no sabía si agarrarla de las greñas, ponerme a gritar o que, me veía sola en el aeropuerto de México, exiliada como el de la peli.

Para todo esto, las azafatas metiendonos prisa. faltaban dos minutos paara el despegue, una mochila de Carmina que llevaba Davd se pone a pitar, había una tijerita de mano que no encontrábamos, una locura, por fin a toda carrera nos subimos al avión, un poco separados por cierto pero lo peor estaba por llegar.

Llegamos a México, nos apeamos, le explico mi problema a las azafatas y me envían al personal de tierra d Iberia, por suerte teníamos dos horas y media aproximadamente, digo por suerte porque desde la zona de desembarque hasta la otra de embarque nos tiramos más de media hora andando, llegamos al mostrador de Iberia y allí nos dicen que de salir nada que allí me buscan vuelo y me enlazan en Madrid con el de Santander.

Previamente a eso ya nos habíamos dado cuenta de que todos los billetes tanto de Mexico a Madrid como los de Madrid a Santander, cada uno ibamos por nuestro lado, ninguno cerca de los demás, yo ya suponía que el mío será así, pero los otros siete?,
intentamos que la azafata de Iberia nos lo pudiera arreglar, y¡que si quieres arroz, Catalina!, consiguió mi billete y el enlace a Santander y podemos darnos por satisfechos, porque la tonta nos la había liado a nosotros y a todos los que pasaron por sus manos, porque no es normal que cada uno de los que iban a nuestro lado fueran solos y sus amigos en otros asientos lejos de ellos.


Diez de horas de aburrimiento, turbulencias, recorridos por el pasillo, turbulencias, sientense por favor, ponganse el cinturón, wiski, turbulencias, , vuelta a sentarse, puf, desayuno, más trubulencias. y por fin Madrid, cinco de la mañana, hasta las nueve y media que despegaba el vuelo a casa.


A ver que puerta tenemos que coger (aquí ya se puede decir esa palabra), la puerta K, todos para la puerta K, el metro, las escaleras mecanicas faltan cuarenta minutos, más escaleras, las pasarelas (también mecánicas), 29 minutos para la puerta K, más escaleras, pasarlas, y mientras acompañando a Carmina que también tenía que ir en la misma dirección para buscar sus maletas.

Y andando y andando, seguimos a Carmina y nos metemos en... LA SALIDA, intento de retroceso y aquello que se bloquea y no nos deja salir otra vez, salimos para la salida y fuimos al puesto de la guardia civil, para exoplicarles que por error nos habíamos metido allí pero que eramos viajeros en tránsito y queríamos retroceder, chorreo de la simpática agente, que por que nos habíamos metido allí, - es que nos hemos equivocado- ya ya pero ustedes no deberían de haber entrado, - si, pero nos hemos equivocado-, ya , ya pero no deberían haber entrado aquí. No comprendiamos si la simpática agente tenía un problem de oido,, de entendederas, o nuevamente ¡ nos había tocado la tonta!.

Por fin de manera autoritaria, nos mandó hasta otro lugar en donde había una puerta y allí nos dejaron volver a entrar a la zona de embarques.

Seguimos andando y andando pasamos por el control de pasaportes y aquello fue la bomba, a todos los pasajeros que en tránsito llevaban bebidas compradas en el dutty-free de México se las hicieron dejar,, unos negros quisieron pegar a los de seguridad, tuvo que venir la guardia civil, un circo y una putada para los que habían comprado.

Por fin después de tres horas y media de espera, y un desayuno en la cafetería, nos subimos al avión de Santander y allí nuevamente, la tonta nos la había jugado, cada uno separado de los demás, menos mal que no iba mucha gente y nos pusimos juntos.

En este vuelo si que dormimos y no supimos si hubo turbulencias o no y ya a las diez y media en casita y con todas las maletas, que yo pensé se habrá acordado la tonta de embarcarlas?

Pués sí, ya en Parayas el guarda de turno (marido de una amiga mía) nos preguntó de donde veníamos y nos hizo abrir una maleta, casi la tenemos que abrir con los dientes porque venía precintada y como ¡ no se pueden llevar de mano objetos punzantes! Y EN CAMBIO EN LOS AVIONES TENIAMOS CUHCILLOS Y TENEDORES DE METAL.

Nos estaban esperando mis padres y ya sobre las once menos cuarto nos aposentamos en nuetro hogar, dulce hogar.

Otro día haré resumen de anécdotas, palabras en lenguaje chapin, etc, pero eso......será otro día

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